miércoles, 29 de junio de 2016

Estados Unidos - ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LAS PRIMERAS COLONIAS

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2. ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LAS PRIMERAS COLONIAS
En general no se otorgaron Cartas a las colonias de Nueva Inglaterra hasta mucho tiempo después de considerarse su existencia como un hecho consumado. Plymouth, Providence, New Haven, el estado de Connecticut y el de Rhode Island se fundaron sin el concurso y, en cierto modo, sin el conocimiento de la madre patria. Los nuevos habitantes sin negar la supremacía de la metrópoli, no fueron a buscar en su seno la fuente de los poderes, sino que se constituyeron por sí mismos, y hasta pasados treinta o cuarenta años no vino a legalizar su existencia una Carta real de Carlos II...
A cada instante se les ve actuar como soberanos; nombran a sus magistrados, deciden la paz y la guerra, implantan reglamentos de policía y se dan leyes como si sólo de Dios dependieran.
Nada tan singular e instructivo a la vez como la legislación de esa época, donde se encuentra la clave del gran enigma social que los Estados Unidos presentan al mundo de nuestros días.
Entre estos monumentos destacaremos especialmente [...] el código de leyes que el pequeño Estado de Connecticut se dio a sí mismo en 1650 [...] “Quienquiera que adore a otro Dios que no sea el Señor, –dicen para empezar–, será reo de muerte.” Siguen diez o doce disposiciones de igual naturaleza, tomadas textualmente del Deuteronomio, del Éxodo y del Levítico. La blasfemia, la hechicería, el adulterio y la violación se castigan con la muerte; el ultraje de un hijo a sus padres es sancionado con la misma pena. De este modo se trasladaba la legislación de un pueblo rudo y civilizado a medias, al seno de una sociedad de espíritu cultivado y costumbres dulces; jamás la pena de muerte se prodigó tanto en las leyes, ni se aplicó menos...
El simple comercio entre personas no casadas está severamente reprimido en ellas, y se otorga al juez el derecho a infligir a los culpables una de estas tres penas: la multa, los azotes o el matrimonio; y de dar crédito a los registros de los antiguos tribunales de New Haven, las condenas de esta naturaleza no eran raras
[...] La holgazanería y la embriaguez son castigadas severamente [...] Estas leyes [...] no eran impuestas, sino votadas libremente por los propios interesados, y las costumbres eran aún más austeras y puritanas que las leyes.
Al lado de esta legislación penal tan impregnada de mezquino espíritu sectario, encontramos un cuerpo de leyes políticas que, elaborado hace doscientos años, parece adelantarse al espíritu de libertad de nuestra época.
Los principios generales sobre los que se basan las modernas constituciones se hallan reconocidos y fijados en las leyes de Nueva Inglaterra: la intervención del pueblo en los asuntos públicos, el voto libre de impuestos, la responsabilidad de los agentes del poder, la libertad individual y el juicio por jurado, allí han sido establecidos sin discusión y de hecho. (Tocqueville, La democracia en América, I, 1ª, 2º)
Comentario: La Nueva Inglaterra, en el extremo nororiental de EE.UU., estaba formada por los estados de New Hampshire, Massachussets, Rhode Island, Connecticut, Maine y Vermont. Los colonos se organizaron políticamente, desde los orígenes, de acuerdo con principios democráticos, apartándose de los usos de la monarquía absolutista de la metrópoli, generando una legislación de sesgo puritano.
Desde el siglo XVII, los colonos actúan como soberanos y se organizan políticamente, en el marco municipal, de acuerdo con principios democráticos que se extenderán posteriormente al gobierno de los estados y de la Unión.
3. LOS DERECHOS EN LA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA (1776)
Sostenemos como verdades evidentes que todos los hombres nacen iguales, que a todos les confiere su Creador ciertos derechos inalienables, entre los cuales están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar esos derechos los hombres instituyen gobiernos que derivan sus justos poderes del consentimiento de los gobernados; que siempre que una forma de gobierno tiende a destruir esos fines, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, a constituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio garantice mejor su seguridad y su felicidad.
Valgan como comentario estas palabras de Luis Suárez: “Existe una apreciable diferencia entre esta declaración de derechos y la que seguirá a la Revolución francesa, que añade como una condición sustancial el término “ciudadanos”.
En el primer caso percibimos la herencia de los derechos naturales que la cristiandad había venido formulando hasta alcanzar en la Escuela de Salamanca una plena madurez. En el segundo se prescinde de la doctrina de Dios Creador y se entiende que los derechos son resultado político de un convenio entre los ciudadanos, a modo de contrato social, que puede ser también modificado cuando las circunstancias así lo requieran”. (Suárez, Luis (2009). Crisis y restauración en Europa. Madrid: Homo Legens, p.291)

Fuente: HISTORIA de ESTADOS UNIDOS
Selección de textos y notas por Jesús M. Sáez
Alicante, 2014

viernes, 24 de junio de 2016

HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS 1. LAS PRIMERAS COLONIAS

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I. LOS COMIENZOS
Cronología
1620 Primeros emigrantes ingleses a Norteamérica.
1773 Motín del té en Boston contra Inglaterra.
1774 Declaración de Derechos; suspensión del comercio con Inglaterra.
1775-1783 Guerra de Independencia.
1776 Declaración de Independencia, redactada por Jefferson: “Life, Liberty and the Pursuit of Happiness.”
1777 Constituciones de los Estados: soberanía del pueblo, división de poderes, electividad de cargos
públicos, separación Iglesia-Estado.
1787 Constitución de los Estados Unidos, 1ª ley fundamental escrita.
1801-1809 Presidencia de Jefferson. Comienza la conquista del Oeste. Sistemático expolio y aniquilación del indio.
1823 Doctrina Monroe: “América para los americanos”. (Fuente: Atlas histórico, Kinder y Hilgemann)

HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
1. LAS PRIMERAS COLONIAS
Los emigrantes que fueron a establecerse en las orillas de Nueva Inglaterra pertenecían todos a las clases acomodadas de la madre patria...
Había entre ellos, en proporción, una masa mucho más grande de conocimientos que en el seno de cualquier nación europea de hoy [es decir, hacia 1830]. Todos, sin exceptuar quizá uno solo, habían recibido una educación bastante avanzada... Las otras colonias [las españolas y portuguesas] habían sido fundadas por aventureros sin familia; los emigrantes de Nueva Inglaterra llevaban consigo admirables principios de orden y de moralidad; eran hombres que se trasladaban al desierto acompañados de sus mujeres y de sus hijos [...] Pertenecían a esa secta que por la austeridad de sus principios había merecido el nombre de puritana.
El puritanismo no sólo era una doctrina religiosa, sino que en muchos puntos se identificaba con las
teorías democráticas y republicanas más radicales. Este hecho fue el que le creó sus más peligrosos
adversarios. Perseguidos por el gobierno de la madre patria [...] los puritanos buscaron una tierra tan
bárbara y olvidada del mundo que les permitiese vivir a su manera y rogar a Dios libremente...
No hay que creer, sin embargo, que la piedad de los puritanos fuera meramente especulativa ni que se mostrara extraña a la marcha de las cosas humanas [...] Apenas desembarcados en aquellas inhóspitas costas, el primer cuidado de los emigrantes es el de organizarse en sociedad...
Acaecía esto en 1620. A partir de dicha época la emigración fue incesante. Las pasiones religiosas y políticas que desgarraron el Imperio británico durante todo el reinado de Carlos I, llevaban cada año nuevos enjambres de sectarios a las costas de América. En Inglaterra, las clases medias continuaban siendo el foco del puritanismo, y era justamente del seno de las mismas de donde salían la mayor parte de los emigrantes. (Tocqueville,
La democracia en América, libro I, 1ª p., cap. 28)
Comentario: la nueva sociedad establecida en América tuvo una impronta puritana; al margen de la proporción efectiva de puritanos respecto de otros emigrantes, su peso cualitativo fue determinante. El principal motivo que impulsó a los emigrantes a atravesar el océano fueron las persecuciones de Carlos I: emigraban buscando vivir en libertad, escapando del absolutismo, de la imposición de la Iglesia anglicana, de las pasiones religiosas y políticas de su reinado.
A diferencia de los emigrantes españoles y portugueses, que pertenecían a todas las clases sociales, marchaban en
busca de fortuna o movidos por el deseo de evangelizar a los indios... y viajaban solos, los puritanos gozaban de una buena posición económica, formaban parte de las clases medias y viajaban con sus familias.
El puritanismo fue durante mucho tiempo la religión de la mayoría de los estadounidenses. Constituía una interpretación del mensaje evangélico, suscitada por Calvino, algunas de cuyas apreciaciones eran que todo hombre puede entrar en comunicación directa con la divinidad; que el mundo es intrínsecamente malo y la vida una peregrinación difícil
hacia la salvación; que algunos hombres han sido destinados a ella y uno de los signos de los predestinados es haber recibido el mensaje evangélico, especialmente en su modalidad calvinista o puritana; otro, el éxito y la riqueza, consecuencia del ejercicio de las virtudes; los pobres recibían las consecuencias de su imprevisión y falta de vida virtuosa; a diferencia del evangélico “bienaventurados los pobres”, la bienaventuranza recaía sobre los acomodados. Fue el puritanismo
el que impulsó la creación de la democracia política.

Fuente: HISTORIA de ESTADOS UNIDOS
Selección de textos y notas por Jesús M. Sáez
Alicante, 2014

martes, 21 de junio de 2016

Guía de Viajes San Francisco - Ambiente de ciudad china en el Barrio Chino Chinatown


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Guía de Viajes
San Francisco
Ambiente de ciudad china en el Barrio Chino Chinatown
Chinatown es una de las visitas más curiosas e interesantes que podemos hacer en San Francisco. Al
pasear por sus calles, hay momentos en que nos podemos sentir abducidos y pensar que nos
encontramos, por ejemplo, en las populosas calles de Shanghai.

El Chinatown de San Francisco es incomparablemente más interesante que otros famosos barrios chinos como, por ejemplo, el de Nueva York. No hay color; es más, este último Chinatown me parece nada interesante de visitar.
El Chinatown de San Francisco se encuentra muy cerca del Downtown, el centro de la ciudad,
naciendo en la calle Market y extendiéndose hacia el norte hasta la avenida Broadway, en su
confluencia con la avenida Columbus. Para visitarlo, lo recomendable es pasear por la calle Grant.
Si empezamos desde la calle Market, cruzaremos por la Puerta del Dragón, trasladada a este lugar
desde Taiwan, cuyo Gobierno la regaló en 1969 a la ciudad de San Francisco. Por el recorrido en
dirección a la Avenida Broadway, viviremos el ambiente de una ciudad china, con edificios de
arquitectura china, farolas chinas por la calle, restaurantes, tiendas de ropa y de artículos de origen chino, etc. Lo recomendable es luego bajar por la calle Stockton, donde incluso este ambiente
chino es aún mayor.
6.- Tranvías de cable para paseos turísticos por San Francisco

En nuestra visita a San Francisco, uno de los mayores atractivos es ver los históricos tranvías circular por las empinadas calles de la ciudad.
En realidad, esto es posible por el original sistema de funcionamiento por medio de cables.
La red de tranvías de cable de San Francisco es la última que queda de estas características, y su
supervivencia se debe, en gran medida, a que se han convertido en una gran atracción turística.
De hecho, en San Francisco persisten dos líneas de tranvías de cable que parten del centro (Downtown) de la ciudad, cerca de la plaza Union Square, y se dirigen por las empinadas cuestas del barrio de Nob Hill hacia la zona turística de Fisherman´s Wharf.
Desde entonces, los tranvías de cable de San Francisco han mantenido su actividad para paseos turísticos.
Debido a este fín, el precio del billete para utilizar el tranvía de cable es elevado, 5 dólares por trayecto (enero 2009). Ahora bien, el 40 por ciento de los usuarios lo utilizan sin pagar, dada la gran
concurrencia de turistas que abarrotan los tranvías y dificultan que el conductor pueda cobrar el billete.
Tal es la tradición de los tranvías de cable en San Francisco, que incluso en 1974 se abrió un museo en el que se pueden ver tranvías antiguos y aparatos mecánicos y accesorios propios de estos vehículos, así como una gran colección de fotos antiguas.

Fuente: Guía de Viajes
San Francisco
www.guias-viajar.com

viernes, 17 de junio de 2016

El Nacimiento De Los Estados Unidos (1763 – 1816) El 31 de enero de 1770

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El Nacimiento De Los Estados Unidos (1763 – 1816)
El 31 de enero de 1770, cuando el duque de Grafton renunció, lord North fue elegido como primer ministro por Jorge III y, por fin, el rey tuvo un primer ministro en el que confiaba y de quien podía estar seguro de que sería un fiel reflejo de las opiniones reales. Lord North permanecería en el cargo durante doce años y, entre su incapacidad y la testadurez regia, Gran Bretaña iba a perder Norteamérica.
Sin embargo, las primeras medidas de North fueron conciliatorias. Al mes de la matanza de Boston (y sin ninguna relación con ella), el nuevo gabinete decidió dejar que la Ley de Acuartelamiento expirase sin ser renovada y anuló los impuestos creados por Townshend, con una excepción.
Cautelosamente, lord North mantuvo el impuesto sobre el té. No lo hizo para recaudar rentas, en particular, sino simplemente como un modo de conservar el principio de que el Parlamento británico podía establecer impuestos en las colonias sin su consentimiento. Se esperaba que, desaparecidos la mayor parte de los impuestos, las colonias aceptarían la aparente victoria y olvidarían el principio. Luego, presumiblemente, en algún momento futuro menos agitado, Gran Bretaña podría poner
impuestos mayores.
En cierta medida, el plan tuvo éxito. Los conservadores acomodados que había entre los americanos, para quienes era incómodo estar del mismo lado que los Hijos de la Libertad, aceptaron gustosos la acción de lord North como un gesto de paz y conciliación.
No hubo ningún júbilo extendido como después de la revocación de la Ley de Timbres. Esta había demostrado ser solamente el preludio para un segundo asalto, y aquélla podía ser el preludio para un tercero. Sin embargo, Sam Adam se halló súbitamente solo, a medida que las pasiones se apaciguaban entre sus compatriotas. Se puso fin al boicot, las colonias se calmaron y parecía que la crisis había pasado.
Sam Adams y el té
Sam Adams tuvo que esperar a que se produjesen nuevos incidentes, y por un momento pareció que tendría que esperar en vano. Transcurrieron dos años en una profunda calma y parecía que los americanos habían ganado victorias inmediatas y se habían avenido a una con fortable aquiesciencia a la política británica.
A principios de 1772, por ejemplo, se anunció que el gobernador de Massachusetts y los jueces de esta colonia sería pagados con fondos reales, haciéndolos de este modo independientes de la legislatura colonial, pero esto apenas causó un murmullo fuera de Massachusetts.
Pero luego se produjo un dramático incidente.
Los diversos puertos americanos eran patrullados por pequeñas naves británicas para impedir el contrabando.
Naturalmente, eran impopulares entre los contrabandistas y entre los que eran antibritánicos por cualquier razón. Una de esas naves, el Gaspée, era particularmente eficiente en su labor mientras patrullaba la bahía de Narragansett, en la colonia de Rhode Island, por lo que era particularmente detestada por la población de las ciudades costeras de la región.
Luego, en la noche del 9 de junio de 1772, el Gaspée, mientras perseguía a un contrabandista, encalló desafortunadamente en un banco de arena, sin poder salir de allí.
La noticia se difundió, y muchos habitantes de Rhode Island quedaron pasmados de este golpe de suerte y emprendieron una acción inmediata. Antes de que terminase la noche, se reunió una muchedumbre que abordó el barco, maltrató a los hombres de a bordo, los envió a la costa y luego incendió la nave.
Cuando las noticias llegaron a Gran Bretaña, el gobierno se enfureció. La flota británica protegía a la metrópoli y sus vastos intereses en el exterior, y no se podía permitir ningún atropello contra ningún barco que formase parte de su armada, aunque sólo fuese un pequeño guardacostas.
Se ofreció una recompensa de 500 libras (una suma enorme para aquellos días) para quien identificase a cual quiera de los que habían cometido el atropello, y se anunció que quien fuese capturado sería sometido a juicio en Gran Bretaña.
Los británicos, por supuesto, tenían buenas razones para sospechar que nadie que cometiese un acto en defensa del derecho a contrabandear sería condenado en un tribunal colonial, pero fue un serio error anunciar que a tales malhechores se los juzgaría en Gran Bretaña.
En primer lugar, no sirvió de nada, pues pese a la recompensa ofrecida no se
presentó ni una sola persona.
En cambio, la amenaza de un juicio por traición en Gran Bretaña fue execrada en todas partes. Para cualquier habitante de las colonias, era fácil creer que ningún americano acusado de traición podía recibir un juicio justo en Gran Bretaña. El acusado estaría lejos de su país y estaría rodeado por hombres extraños a él y llenos de prejuicios antiamericanos.
¿Quién podía sentirse seguro? Muchos americanos que eran completamente leales a Gran Bretaña habían, sin embargo, hecho afirmaciones apresuradas en lo peor de la colérica reacción contra la Ley de Timbres y las Leyes de Townshend. Si eran llamados a dar cuenta de ello y enviados a Gran Bretaña para ser juzgados, ¿qué ocurriría? Y a la luz de esto, el pago de los jueces de Massachusetts por las arcas reales empezó a parecer un intento de hacer de los jueces coloniales criaturas del gobierno británico.
El grito contra la «tiranía» británica empezó a tener connotaciones de terror personal.
Sam Adams, desde luego, no se durmió. Halló un espíritu afín a él en un brillante y elocuente médico, Joseph Warren (nacido en Roxbury, Massachusetts, el 30 de mayo de 1741), quien había llamado la atención de los radicales por un encendido y eficaz discurso pronunciado en ocasión del segundo aniversario de la Matanza de Boston.
El 2 de noviembre de 1772, Adams y Warren pusieron a toda marcha su máquina propagandística. Adams hacía tiempo que enviaba cartas a todos los puntos de las colonias, siempre urgiendo a la acción unida, pero ahora él y Warren formaron «comités de correspondencia» para utilizar al por mayor el recurso de las cartas y formar una red de propaganda que ayudase a unir las colonias a favor de la causa radical
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5.En los tres meses siguientes, ochenta de tales comités se formaron en diversas ciudades de Massachusetts, y otras colonias empezaron a hacerlo. En Virginia, por ejemplo, la Cámara de los Burgesses creó oficialmente un comité de correspondencia, el 12 de marzo de 1773. Entre los miembros de este grupo estaba Patrick Henry, desde 5 James Otis fue designado para encabezar el comité de Boston, pero se estaba escurriendo fuera del mundo real. En 1769 había sido golpeado en la cabeza durante una reyerta con un funcionario de aduanas y desde entonces había entrado en un estado de locura inocua. Sólo estaba cuerdo en raros intervalos y no desempeñó ningún papel en
el conflicto que se estaba gestando.
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luego. También estaba Thomas Jefferson (nacido en Shadwell, Virginia, el 13 de abril de 1743) y Richard Henry Lee (nacido en Stratford, Virginia, el 20 de enero de 1732).
George Washington, que era antibritánico pero no tan radicalmente, no figuraba entre ellos.

Fuente: Isaac Asimov El Nacimiento De Los Estados Unidos (1763 – 1816) - 4 -
Título original: The Birth of the United States 1763-1816
Traductor: Néstor Mínguez
Primera edición en «El Libro de Bolsillo»: 1983
Tercera reimpresión en «El Libro de Bolsillo»: 1994
© 1974 by Isaac Asimov
© Ed. cast.: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1983, 1984, 1990, 1994
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Madrid. Teléf 741 66 00
I.S.B.N.: 84-206-1964-7 (obra completa)
I.S.B.N,; 84-206-9968-3 (Tomo XII)
Depósito legal: M. 17.381/1994
Compuesto e impreso en Fernández Ciudad, S. L. Catalina Suárez, 19. 28007 Madrid
Printed in Spain

viernes, 10 de junio de 2016

Destino: Estados Unidos: Ciudades, vistas y sonidos sorprendentes -Deportes de aventura

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Explore los pueblos del Salvaje Oeste, donde los trepadores superan a los vaqueros, una ciudad melodiosa donde el almacen de abarrotes ofrece música en vivo, los atractivos vecindarios de Brookly, y los curiosos encantos de una famosa carretera de Estados Unidos.

Deportes de aventura en Estados Unidos:
Atreverse a participar
TIM NEVILLE

“¡Esto sí que da miedo!”, gritó una mujer en el verano pasado mientras miraba por encima del borde de un acantilado de 600 metros de altura en el Parque Nacional Yosemite, en California. Debajo de ella, Alex Honnold, escalador profesional de 26 años, subía sin compañía, lentamente, por la fachada escarpada, utilizando agarraderas no más grandes que las puntas de sus dedos. Ver esta escena era estremecedor.
“¡No tiene cuerda!”, vociferó. “¡Si cae, morirá!”
Es cierto, pero Honnold no cayó. Por el contrario, llegó a la cumbre, comió unas galletas y respondió las preguntas de los asombrados espectadores que se cuestionaban por qué alguien querría hacer algo así. “Porque así tendrás la oportunidad de visitar algunos lugares exóticos”, dijo Honnold encogiéndose de hombros. “Es divertido”.
Honnold puede ser el atleta extremo más extremo que ha concebido Estados Unidos en los últimos años, pero también tiene razón.
Con las debidas precauciones, los deportes de aventura pueden llevar a cualquier viajero a lugares espectaculares que no se incluyen en las guías turísticas principales y que, sin duda, pueden ser divertidos.
LUGARES LOCOS
Estados Unidos tiene aproximadamente 265 millones hectáreas de territorios públicos de propiedad federal, es decir, más de cuatro veces el área de Francia, y no faltan las montañas elevadas, los ríos
vertiginosos y los bosques lúgubres para los aventureros. Cada vez más estadounidenses prefieren salir de su casa. En 2011, casi la mitad de la población de Estados Unidos (un récord de 141 millones de personas) realizó algún tiempo de actividad recreativa de aventura al aire libre.
Moab, Utah, un antiguo emplazamiento minero sobre el río Colorado, ahora está prosperando gracias a esta tendencia. Aquí, la naturaleza ha esculpido elevadas rocas rojizas para crear bellísimos
pilares que penetran el cielo azul profundo. Las personas vienen a escalar por las rutas clásicas hasta llegar a formaciones como Castleton
Tower o a practicar ciclomontañismo en piedras areniscas resbalosas o pulidas. Esta zona también es el lugar ideal para aprender salto BASE, es decir, saltar en paracaídas desde un acantilado. “Si puedes caminar, puedes saltar desde un acantilado”, dice Mario Richard de Moab BASE Adventures. Él se amarra con un arnés al estudiante para realizar saltos en tándem que terminan con un largo vuelo sobre el valle. “Desde aquí el paisaje siempre es asombroso, pero no solo eres un espectador”, dijo. “Eres parte del paisaje”.
La comunicación íntima con los escenarios se da de manera diferente en lugares como Bozeman en Montana o Squaw Valley en California, en especial durante el invierno, donde las montañas acumulan hasta 12 metros de nieve. En las zonas despobladas en torno a estos pueblos, encontrará esquiadores que se suben hasta las cumbres de las montañas, ya sea caminando o en motonieve, y luego se precipitan por la faz de las montañas en sus esquíes con un parapente que se despliega sobre sus cabezas. Este deporte, llamado speed riding, llegó a Estados Unidos desde Francia hace algunos años. Los esquiadores pueden sobrevolar los acantilados, aterrizar en la nieve de nuevo y seguir esquiando. Por el momento, ninguna estación de esquí en Estados Unidos ofrece speed riding, aunque en Canyons en Park City, Utah, los esquiadores pueden subir a la cima por telesquí, caminar hasta salir de los límites y practicar speed riding en la parte posterior de la base. Cloud 9 Toys, cerca de Salt Lake City, ofrece lecciones de parapentismo.
Pero si su estilo es chapalear en el agua en un ambiente controlado durante un caluroso día de verano, ir a Charlotte, en Carolina del Norte, donde encontrará el Centro Nacional Whitewater de Estados Unidos, un complejo de 37 millones de dólares con rápidos y cascadas esparcidos en un río de 1.140 metros de longitud, totalmente artificial. Un guía lo puede llevar a través de los rápidos en una balsa o podrá explorar las rutas de ciclomontañismo y senderismo de 32 kilómetros por cuenta propia. Los escaladores le miden su temple al visitante en uno de los muros de escalada más grandes del mundo. “Muchas personas han oído hablar sobre este lugar, pero no creo que sepan lo fabuloso que es”, dijo una de las espectadoras un día veraniego mientras observaba a los balsistas que se sacudían de un lado a otro en medio de las corrientes. “No soy balsista”, dijo, “¿pero no parece divertido?”
Y lo parecía. Y también mucho menos aterrador.
Cualquier viajero puede practicar los deportes de aventura, con las precauciones correctas, en lugares espectaculares que no figuran en las guías turísticas más utilizadas.
Fuente: Destino: Estados Unidos:
Ciudades, vistas y sonidos sorprendentes
 Departamento de Estado de Estados Unidos | julio 2013 | vol. 18 | n0. 01 publicación/español/ejusa.state.gov

martes, 7 de junio de 2016

El Nacimiento De Los Estados Unidos - La primera sangre

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La primera sangre
El centro del sentimiento antibritánico radical era Boston. Allí Samuel Adams mantenía en ascenso la histeria. El 11 de febrero de 1768, él y James Otis persuadieron a la Asamblea de Massachusetts a que diera su aprobación a una circular a todas las colonias que ellos prepararon.
El lenguaje de la carta era bastante suave, pero llamaba a una acción común por parte de las colonias en defensa de sus libertades, y los británicos lo consideraron sedicioso. Cuando la Asamblea de Massachusetts se negó a desautorizarla, fue disuelta, el 1 de julio, por Hutchinson, cuya casa había sido incendiada durante los desórdenes de la Ley de Timbres, y que era ahora gobernador de la colonia.
Por entonces, también John Hancock (nacido en Braintree, Massachusetts, el 12 de enero de 1737) estuvo de actualidad. Había heredado una gran fortuna y un próspero negocio de un tío que había muerto en 1764 y era ahora uno de los hombres más ricos de América. Gran parte de la riqueza que había heredado provenía del contrabando, de modo que, naturalmente, estaba en un todo contra la regulación británica del comercio y proporcionaba gran parte del dinero que mantenía la acción de los Hijos de la Libertad.
Esto hacía de Hancock un hombre notorio para los funcionarios de aduanas, y el 10 de junio de 1768 se incautaron de uno de sus barcos con la acusación de que contenía artículos de contrabando. Probablemente era así, pero lo mismo era un acto poco juicioso, pues Hancock apeló a los Hijos de la Libertad y en Boston se montó el espectáculo de un disturbio grave. El barco fue rescatado y los funcionarios de aduanas lograron escapar por un pelo.
Gran Bretaña respondió ordenando que dos regimientos de tropas británicas fuesen de Halifax a Boston. Llegaron el 1 de octubre de 1768, y de inmediato comenzó una guerra fría entre los ciudadanos de Boston y los capotes rojos.
Pero aunque Boston era el sitio donde más intensamente se manifestaba el sentimiento antibritánico, ciertamente no era el único. El espíritu rebelde cundía por todas partes, y si bien los agitadores de Boston contribuían a estimularlo, no era creación suya.
En Virginia, la Casa de Burgesses adoptó resoluciones antibritánicas elaboradas por George Mason (nacido en el condado de Fairfax, Virginia, en 1725), un plantador que fue uno de los grandes pensadores liberales de la época. Las resoluciones fueron presentadas por el amigo y vecino de Mason, George Washington4, el más distinguido soldado americano, quien de este modo se colocó del lado antibritánico. La Casa de los Burgesses fue inmediatamente disuelta por el gobernador, pero se reunió de manera no oficial y organizó un boicot comercial contra Gran Bretaña.
Y en la ciudad de Nueva York las pasiones eran tan extremas como en Boston.
Era costumbre del sector más radical de la población elevar un «asta de la libertad» en algún lugar conspicuo de la ciudad. Allí los Hijos de la Libertad podían reunirse, perorar, beber y, en general, adquirir notoriedad. La política habitual de los británicos era hacer la vista gorda, y en verdad ésta era la política más juiciosa, ya que, al permitir desahogarse a los radicales, se disminuían las presiones revolucionarias.
Pero de tanto en tanto, algún oficial británico decidía que lo que necesitaba el populacho era una lección. Por ejemplo, soldados británicos habían echado abajo un asta de la libertad en Nueva York en 1766, durante el alboroto producido por la Ley de Acuartelamiento, y esto parecía haber dado algunos resultados. El 19 de enero de 1770, algún comandante local se sintió irritado por otra demostración de este género.
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4 Washington nació en el Condado de Westmoreland, Virginia, el 22 de febrero de 1732.
Sobre su vida anterior y algunas de las razones de su actitud antibritánica, véase La
formación de América del Norte.
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Un destacamento de soldados derribó el Asta de la Libertad de Nueva York, la
cortó en pedazos y apiló éstos , frente a la sede de los Hijos de la Libertad, en una
deliberada provocación.
Naturalmente, se produjo un alboroto y varios neoyorquinos fueron acuchillados
por las bayonetas británicas. Inmediatamente, los heridos fueron convertidos en mártires
y, mientras circulaban relatos sobre el derrame de sangre americana por los capotes
rojos, los no comprometidos se transformaban en nuevos radicales.
Pero los peores incidentes de este período ocurrieron en Boston, donde el
conflicto entre ciudadanos y soldados fue más agudo. Los Hijos de la Libertad hicieron
todo lo posible para hostigar a los soldados directamente y, además, amenazar y poner
en insegura posición a todo bostoniano que mostrase signos de fraternizar con los
capotes rojos.
El resultado fue que los soldados británicos, quienes, a fin de cuentas, no
estaban allí voluntariamente y, por cierto, no querían problemas, se hallaron en una
posición insostenible. Tenían órdenes estrictas de no disparar sobre los ciudadanos, pero
estos ciudadanos no tenían ningún remordimiento en arrojar piedras a los soldados.
El 5 de marzo de 1770, un grupo de ociosos decidió que sería divertido arrojar
bolas de nieve a un soldado británico que estaba de centinela. El soldado hizo lo posible
para esquivar las bolas de nieve y pidió ayuda. Un destacamento de veinte soldados
acudió en su socorro, con las bayonetas caladas, mas para entonces los bostonianos
sumaban cientos de personas.
Como los soldados tenían, claramente, orden de no responder, la multitud, en la
que se destacaba un negro llamado Crispus Attucks, se hizo más audaz. Después de los
insultos y las bolas de nieve, llegaron las piedras y los palos. Uno de los soldados,
atormentado más allá de lo tolerable, finalmente disparó. Otros lo siguieron. La
muchedumbre huyó rápidamente, dejando detrás tres muertos y dos heridos. Uno de los
muertos era Attucks, que, por ello, es llamado a veces la primera baja de la revolución.
Samuel Adams estaba listo. El suceso fue llamado «La Matanza de Boston», y
se difundieron relatos ficticios sobre él. Se describió a los soldados como habiendo
disparado sin provocación a multitudes de ciudadanos pacíficos y respetables, y matado
sin ningún remordimiento. La ira de los bostonianos ante esos coloridos cuentos se hizo
tan intensa que el gobernador Hutchinson, para impedir un derramamiento de sangre
mucho peor, tuvo que ordenar a los regimientos británicos que se retirasen de la ciudad
y los colocó en islas, hasta que la situación se enfriase.
Que el incidente no fue realmente una matanza se demuestra por el hecho de
que los soldados fuesen llevados a juicio y de que el mismo John Adams (contra cuya
lealtad americana no había ninguna sombra de duda) optase por defenderlos. Los
defendió tan bien y los hechos reales se hicieron tan evidentes que se absolvió a los
soldados de la acusación de asesinato. Dos fueron acusados de homicidio involuntario y
recibieron una pena leve, más como concesión a la multitud que a la verdad.
Pero no fueron los gritos y la violencia lo que más persuadió al Parlamento de
que estaba fracasando. Fue el boicot. Nuevamente, como en la época de la Ley de
Timbres, industriales y expedidores británicos fueron muy perjudicados cuando el
comercio americano declinó en un 40 por 100 entre 1767 y 1769. La presión empezó a
aumentar otra vez, y se pidió al Parlamento que abandonase su política fiscal.
Townshend no estaba allí para presenciar el fracaso de su política. Había muerto,
repentinamente, el 4 de septiembre de 1767, antes de que sus leyes entrasen en vigor.
Fue sucedido como Chancellor del Exchequer por Frederick, lord North, quien era y
siguió siendo un favorito de Jorge III.

Fuente: Isaac Asimov El Nacimiento De Los Estados Unidos (1763 – 1816) - 4 -
Título original: The Birth of the United States 1763-1816
Traductor: Néstor Mínguez
Primera edición en «El Libro de Bolsillo»: 1983
Tercera reimpresión en «El Libro de Bolsillo»: 1994
© 1974 by Isaac Asimov
© Ed. cast.: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1983, 1984, 1990, 1994
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Madrid. Teléf 741 66 00
I.S.B.N.: 84-206-1964-7 (obra completa)
I.S.B.N,; 84-206-9968-3 (Tomo XII)
Depósito legal: M. 17.381/1994
Compuesto e impreso en Fernández Ciudad, S. L. Catalina Suárez, 19. 28007 Madrid
Printed in Spain

sábado, 4 de junio de 2016

Guía de Viajes San Francisco -desde el mirador Twin Peaks

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Guía de Viajes
San Francisco
2.- Vistas panorámicas de San Francisco desde el mirador Twin Peaks
En el viaje a San Francisco, recomendamos efusívamente que, si es posible, la primera visita sea subir a la colina de Twin Peaks, donde encontraremos un concurrido mirador desde donde tendremos unas espléndidas vistas panorámicas de la ciudad de San Francisco y de toda la Bahía.
Para llegar al mirador de Twin Peaks en San Francisco, desde el centro de la ciudad deberemos subir por la la larga calle Market hacia el barrio de Castro. Situado al pié de la colina, es fácil acceder hacia el mirador por una carretera ascendente y con pronunciadas curvas.
Ojo a ir bien abrigado, pues incluso en pleno mes de agosto el viento y la siempre fresca temperatura de San Francisco exige al menos un jersey u otra prenda para protegernos mientras disfrutamos de las vistas panorámicas.

3.- Puente colgante Golden Gate sobre la Bahía de San Francisco
No hay duda que el gran icono de la ciudad de San Francisco es el Golden Gate, el gran puente colgante que majestuosamente cruza la Bahia de San Francisco.
Sirve para unir por autopista la Península de San Francisco con la población costera de Sausalito y la
zona denominada Marin Headlands.
GUIAS VIAJAR San Francisco
Diseñado por el arquitecto Joseph Strauss, cruza el estrecho de 120 metros de longitud que une el
Océano Pacífico con la Bahía de San Francisco.
Cuando se inauguró el Golden Gate, se convirtió en más largo puente en construcción jamás construido, y en la actualidad es considerado el quinto elemento arquitectónico favorito en los Estados Unidos, y el primero de la Costa Oeste.
Una de sus características es el vibrante color naranja con el que se pintó inicialmente la estructura
metálica, pero que finalmente se ha decidido conservar hasta nuestros días, acentuándose como un
elemento original de la imagen de la ciudad de San Francisco.
El puente colgante Golden Gate se empezó a construir en enero de 1933 y se inauguró en mayo de
1937. La carretera que pasa por el puente es la Ruta 1 de California, y la US 101.
Desde el mirador situado al norte, justo donde se inicia la carretera hacia Sausalito, tendremos unas
excelentes vistas panorámicas, no sólo del Golden Gate, sino también de la ciudad de San Francisco, de toda la Bahía, y en primer plano, de la isla de la Prisión de Alcatraz.

4.- Puente colgante Oakland Bay
Bridge por la isla de Yerba Buena en la Bahía de San Francisco
El Chinatown de San Francisco es incomparablemente más interesante que otros famosos barrios chinos como, por ejemplo, el de Nueva York. No hay color; es más, este último Chinatown me parece nada interesante de visitar.
El Chinatown de San Francisco se encuentra muy cerca del Downtown, el centro de la ciudad, naciendo en la calle Market y extendiéndose hacia el norte hasta la avenida Broadway, en su confluencia con la avenida Columbus. Para visitarlo, lo recomendable es pasear por la calle Grant.
Si empezamos desde la calle Market, cruzaremos por la Puerta del Dragón, trasladada a este lugar
desde Taiwan, cuyo Gobierno la regaló en 1969 a la ciudad de San Francisco. Por el recorrido en
dirección a la Avenida Broadway, viviremos el ambiente de una ciudad china, con edificios de
arquitectura china, farolas chinas por la calle, restaurantes, tiendas de ropa y de artículos de origen chino, etc. Lo recomendable es luego bajar por la calle Stockton, donde incluso este ambiente chino es aún mayor.

El Golden Gate es el gran puente colgante que se ha convertido en un icono de la ciudad de San Francisco, en California. Sin embargo, no es el único puente que cruza la Bahía de San Francisco. De hecho, el puente más largo es el conocido como Oakland Bay Bridge, que une la ciudad de San Francisco con la localidad de Oakland.
Mientras el Golden Gate se dispone en sentido norte / sur, cruzando la puerta de acceso al Océano Pacífico desde la Bahía de San Francisco, el Oakland Bay Bridge, un puente también de gran espectacularidad y de mayor longitud, se extiende en sentido este / oeste, hacia el interior.
En realidad, el Oakland Bay Bridge son dos puentes sucesivos que salvan la isla de Yerba Buena, la cual es cruzada por un túnel. El tramo oeste tiene una longitud de 3.100 metros, mientras que el tramo este tiene 2.800 metros. Eso sí, el arco de mayor anchura es de 700 metros, mientras que el arco central del Golden Gate alcanza los 1.280 metros.

Fuente: Guía de Viajes
San Francisco
www.guias-viajar.com

II. LA ÉPOCA DEL PRESIDENTE JACKSON. EL TESTIMONIO DE TOCQUEVILLE

  16. EXPANSIÓN Y CONSTITUCIÓN La Constitución no ha dispuesto que tomemos territorio extranjero, y menos todavía que incorporemos a nacione...