jueves, 1 de septiembre de 2016

EL LUJO Y LAS VIRTUDES DE BENJAMIN FRANKLIN - A pesar de que rara vez asistía a cultos públicos

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HISTORIA de ESTADOS UNIDOS
8. EL LUJO Y LAS VIRTUDES DE BENJAMIN FRANKLIN
A pesar de que rara vez asistía a cultos públicos, yo no dejaba de admitir su utilidad cuando se hacían con propiedad y nunca dejé de pagar mi contribución para sostener al único ministro presbiteriano que teníamos en Filadelfia... [pero sus servicios] me resultaban excesivamente áridos, faltos de interés y poco edificantes al no inculcar principio moral alguno, pues parecía que se orientaban más a hacernos presbiterianos que buenos ciudadanos.
Concebí el osado proyecto de llegar a la perfección moral [...] 1º Templanza: No comer hasta sentirse torpe.
No beber hasta achisparse. 2º Silencio: hablar sólo cuando favorezca a los demás o a uno mismo. Evitar conversaciones baladíes. 3º Orden: Cada cosa en su sitio. Que cada parte de nuestros negocios tenga su tiempo de hacerse. 4º Decisión [...] 5º Frugalidad: No gastar sino lo que beneficie a los demás o a nosotros, es decir, no desperdiciar nada. 6º Laboriosidad. 7º Sinceridad. 8º Justicia [...] 12º Castidad: Usar pocas veces del sexo como no sea por razones de salud o para perpetuar la especie y nunca hasta el extremo de que produzca debilitamiento físico o mental o menoscabo de la tranquilidad o el buen nombre de uno mismo o de los demás. 13º Humildad: Imitar a Jesucristo y a Sócrates. (Franklin, Autobiografía y otros escritos, p. 167 – 171)
Comentario. Las palabras de Franklin se pueden relacionar con el hecho de que el protestantismo evolucionó hasta convertirse en un moralismo, debilitando la importancia de las dimensiones doctrinal y litúrgica de la religión; para Franklin, lo importante de la religión es su contribución a la moral y al orden público. Franklin, por otra parte, fue miembro de la masonería.
Los presbiterianos eran una de las sectas puritanas; habían predominado en Escocia, a diferencia de los congregacionalistas, que se habían extendido sobre todo por Inglaterra.
“La administración de la predicación, de los sacramentos y del servicio divino la pusieron en manos de presbíteros ordenados [...] todos del mismo rango; junto a éstos y en paridad de derechos colocaron también a seglares ancianos [...] Gracias al fanático predicador de Edimburgo, John Knox [...] lograron imponerse en Escocia hacia 1560 [...] Especial importancia adquirieron los presbiterianos en Estados Unidos...” (Algermissen, Konrad (1964). Iglesia católica y confesiones cristianas. Madrid: Rialp, p.940)
9. LA RIQUEZA Y LA BUENA REPUTACIÓN
A la laboriosidad y la frugalidad achaco la relativa facilidad de mi existencia y la adquisición de una fortuna, y sobre todo el poder haber sido un ciudadano útil y haber logrado hacerme acreedor de una cierta reputación entre la gente culta. (Franklin, Autobiografía..., p. 178-179)
Comentario. Franklin, hombre dotado de las virtudes puritanas, empresario, político, masón, inventor..., vivió en un contexto de sociedad rica y ufana del éxito contra Inglaterra que condujo a la independencia.
10. LOS INDIOS DE LA COSTA ESTE A FINALES DEL S. XVIII
Ciertamente, si el designio de la Providencia fue exterminar a estos salvajes para hacer sitio a los que quisieran cultivar la tierra, puede que, en efecto, el ron fuera el medio en el que la Providencia pensó, puesto que ya ha aniquilado a todas las tribus que antes poblaban las tierras costeras. (Franklin, Autobiografía...)
Comentario. Franklin reconoce que los indios estaban siendo exterminados, aunque modestamente lo atribuye no a los desafueros cometidos contra ellos por sus compatriotas, sino a la Providencia. En la América española los indios eran protegidos por la ley (Leyes de 1542), que garantizaba razonablemente sus vidas, libertad y propiedades, así como por la obra caritativa (caritas significa amor, en latín) de las órdenes religiosas católicas (dominicos, franciscanos, agustinos,
mercedarios y jesuitas).
11. LA ESCLAVITUD
Es necesario distinguir entre la esclavitud ancilar del temprano colonialismo español y portugués y la esclavitud estructural, vinculada a las plantaciones y a la producción, que prevaleció en el siglo XVIII.
La “esclavitud ancilar” española no suponía mayorías de esclavos en las colonias ni la exclusión de los esclavos de todos los puestos de responsabilidad ni la negación de los atributos humanos de los esclavizados. [...] Los esclavos africanos trabajaban como criados domésticos, mandaderos, porteros, capataces, cargadores, sastres, barberos, jardineros, artesanos; los esclavos trabajaban en las minas de oro de Nueva Granada y en las plantaciones de azucar de Cuba, o de cacao en Venezuela, pero estos eran modestos enclaves en la economía imperial española de 1770. [...] La plata era extraida por trabajadores asalariados, la mayoría indios, pero también algunos negros o mestizos, o mediante el trabajo tributario de los poblados indios. (cf. Blackburn (1996). The Overthrow of Colonial Slavery 1776-1848, p.9, trad. de J.M.S.)
Las colonias inglesas y francesas se convirtieron, como Brasil y a diferencia de la América española, en colonias de población, ya que los habitantes nativos fueron muertos, marginados o expulsados. [...] Más de la mitad de los emigrantes blancos a la Norteamérica colonial llegaron como sirvientes por contrato. (Ibídem, p.11)
Comentario. Los territorios españoles en América, mal llamados colonias, fueron más extensos que los de otras potencias
europeas, sin embargo, la esclavitud desempeñó un papel económico mucho menor que en EE.UU., Haití o Brasil. Además, a diferencia de lo que sucedió en EE.UU., el mestizaje fue una realidad. En EE.UU., actualmente, en muchas ciudades del Sur un mulato con rasgos blancos se ve empujado a definirse como blanco o negro, y debe relacionarse exclusivamente con la gente de su color.
En los primeros tiempos de la historia colonial norteamericana, muchos ingleses pobres pagaron el pasaje a las colonias a cambio de su libertad y su trabajo durante cierto periodo de tiempo.


Fuente: HISTORIA de ESTADOS UNIDOS
Selección de textos y notas por Jesús M. Sáez
Alicante, 2014

II. LA ÉPOCA DEL PRESIDENTE JACKSON. EL TESTIMONIO DE TOCQUEVILLE

  16. EXPANSIÓN Y CONSTITUCIÓN La Constitución no ha dispuesto que tomemos territorio extranjero, y menos todavía que incorporemos a nacione...