viernes, 22 de mayo de 2020

LAS PRIMERAS COLONIAS

La estructura de gobierno en las trece colonias de Estados Unidos ...

José Arcesio  te atiende  en Amazon:   Ropa para hombre Levi”s
   https://www.amazon.com/shop/josearcesiogutierrezarias

1. LAS PRIMERAS COLONIAS
Los emigrantes que fueron a establecerse en las orillas de Nueva Inglaterra pertenecían todos a las clases acomodadas de la madre patria...
Había entre ellos, en proporción, una masa mucho más grande de conocimientos que en el seno de cual- quier nación europea de hoy [es decir, hacia 1830]. Todos, sin exceptuar quizá uno solo, habían recibido una educación bastante avanzada... Las otras colonias [las españolas y portuguesas] habían sido fundadas por aventureros sin familia; los emigrantes de Nueva Inglaterra llevaban consigo admirables principios de orden y de moralidad; eran hombres que se trasladaban al desierto acompañados de sus mujeres y de sus hijos [...] Pertenecían a esa secta que por la austeridad de sus principios había merecido el nombre de puritana. El puritanismo no sólo era una doctrina religiosa, sino que en muchos puntos se identificaba con las teorías democráticas y republicanas más radicales. Este hecho fue el que le creó sus más peligrosos adversarios. Perseguidos por el gobierno de la madre patria [...] los puritanos buscaron una tierra tan bárbara y olvidada del mundo que les permitiese vivir a su manera y rogar a Dios libremente...
No hay que creer, sin embargo, que la piedad de los puritanos fuera meramente especulativa ni que se mostrara extraña a la marcha de las cosas humanas [...] Apenas desembarcados en aquellas inhóspitas costas, el primer cuidado de los emigrantes es el de organizarse en sociedad...
Acaecía esto en 1620. A partir de dicha época la emigración fue incesante. Las pasiones religiosas y políticas que desgarraron el Imperio británico durante todo el reinado de Carlos I, llevaban cada año nuevos enjambres de sectarios a las costas de América. En Inglaterra, las clases medias continuaban siendo el foco del puritanismo, y era justamente del seno de las mismas de donde salían la mayor parte de los emigrantes. (Tocqueville,
La democracia en América, libro I, 1ª p., cap. 28)
Comentario: la nueva sociedad establecida en América tuvo una impronta puritana; al margen de la proporción efectiva de puritanos respecto de otros emigrantes, su peso cualitativo fue determinante. El principal motivo que impulsó a los emigrantes a atravesar el océano fueron las persecuciones de Carlos I: emigraban buscando vivir en libertad, escapando del absolutismo, de la imposición de la Iglesia anglicana, de las pasiones religiosas y políticas de su reinado.
A diferencia de los emigrantes españoles y portugueses, que pertenecían a todas las clases sociales, marchaban en busca de fortuna o movidos por el deseo de evangelizar a los indios... y viajaban solos, los puritanos gozaban de una buena posición económica, formaban parte de las clases medias y viajaban con sus familias.
El puritanismo fue durante mucho tiempo la religión de la mayoría de los estadounidenses. Constituía una interpretación del mensaje evangélico, suscitada por Calvino, algunas de cuyas apreciaciones eran que todo hombre puede entrar en comunicación directa con la divinidad; que el mundo es intrínsecamente malo y la vida una peregrinación difícil hacia la salvación; que algunos hombres han sido destinados a ella y uno de los signos de los predestinados es haber recibido el mensaje evangélico, especialmente en su modalidad calvinista o puritana; otro, el éxito y la riqueza, conse- cuencia del ejercicio de las virtudes; los pobres recibían las consecuencias de su imprevisión y falta de vida virtuosa; a diferencia del evangélico “bienaventurados los pobres”, la bienaventuranza recaía sobre los acomodados. Fue el puritanismo el que impulsó la creación de la democracia política. ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LAS PRIMERAS COLONIAS
En general no se otorgaron Cartas a las colonias de Nueva Inglaterra hasta mucho tiempo después de considerarse su existencia como un hecho consumado. Plymouth, Providence, New Haven, el estado de Connecticut y el de Rhode Island se fundaron sin el concurso y, en cierto modo, sin el conocimiento de la madre patria. Los nuevos habitantes sin negar la supremacía de la metrópoli, no fueron a buscar en su seno la fuente de los poderes, sino que se constituyeron por sí mismos, y hasta pasados treinta o cuarenta años no vino a legalizar su existencia una Carta real de Carlos II...
A cada instante se les ve actuar como soberanos; nombran a sus magistrados, deciden la paz y la guerra, implantan reglamentos de policía y se dan leyes como si sólo de Dios dependieran.
Nada tan singular e instructivo a la vez como la legislación de esa época, donde se encuentra la clave del gran enigma social que los Estados Unidos presentan al mundo de nuestros días.
Entre estos monumentos destacaremos especialmente [...] el código de leyes que el pequeño Estado de Connecticut se dio a sí mismo en 1650 [...] “Quienquiera que adore a otro Dios que no sea el Señor, –dicen para empezar–, será reo de muerte.” Siguen diez o doce disposiciones de igual naturaleza, tomadas textualmente del Deuteronomio, del Éxodo y del Levítico. La blasfemia, la hechicería, el adulterio y la violación se castigan con la muerte; el ultraje de un hijo a sus padres es sancionado con la misma pena. De este modo se trasladaba la legislación de un pueblo rudo y civilizado a medias, al seno de una sociedad de espíritu cultivado y costumbres dulces; jamás la pena de muerte se prodigó tanto en las leyes, ni se aplicó menos...
El simple comercio entre personas no casadas está severamente reprimido en ellas, y se otorga al juez el derecho a infligir a los culpables una de estas tres penas: la multa, los azotes o el matrimonio; y de dar crédito a los registros de los antiguos tribunales de New Haven, las condenas de esta naturaleza no eran raras
[...] La holgazanería y la embriaguez son castigadas severamente [...] Estas leyes [...] no eran impuestas, sino votadas libremente por los propios interesados, y las costumbres eran aún más austeras y puritanas que las leyes.
Al lado de esta legislación penal tan impregnada de mezquino espíritu sectario, encontramos un cuerpo de leyes políticas que, elaborado hace doscientos años, parece adelantarse al espíritu de libertad de nuestra época.
Los principios generales sobre los que se basan las modernas constituciones se hallan reconocidos y fijados en las leyes de Nueva Inglaterra: la intervención del pueblo en los asuntos públicos, el voto libre de impuestos, la responsabilidad de los agentes del poder, la libertad individual y el juicio por jurado, allí han sido establecidos sin discusión y de hecho. (Tocqueville, La democracia en América, I, 1ª, 2º)
Comentario: La Nueva Inglaterra, en el extremo nororiental de EE.UU., estaba formada por los estados de New Hampshire, Massachussets, Rhode Island, Connecticut, Maine y Vermont. Los colonos se organizaron políticamente, desde los orígenes, de acuerdo con principios democráticos, apartándose de los usos de la monarquía absolutista de la metrópoli, generando una legislación de sesgo puritano.
Desde el siglo XVII, los colonos actúan como soberanos y se organizan políticamente, en el marco municipal, de acuerdo con principios democráticos que se extenderán posteriormente al gobierno de los estados y de la Unión.

Fuente: HISTORIA de ESTADOS UNIDOS
Selección de textos y notas por Jesús M. Sáez
Alicante, 2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Añada tu comentario

II. LA ÉPOCA DEL PRESIDENTE JACKSON. EL TESTIMONIO DE TOCQUEVILLE

  16. EXPANSIÓN Y CONSTITUCIÓN La Constitución no ha dispuesto que tomemos territorio extranjero, y menos todavía que incorporemos a nacione...